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Mostrando entradas de septiembre, 2019

Ex Novia

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_ No entiendo por qué se les hace tan difícil quererme bien. No pido mucho: amor y respeto. Lo normal. Después de todo ¿quién no quiere un poco de normalidad en su vida? Pero no. No se atreven. O son cobardes o son inmaduros, o una fatal mezcla de ambas cosas. Y la que resulta lastimada soy siempre yo... ¿acaso creen que no siento nada? Me duele el desamor y la indiferencia. No soporto la traición. Me violentan las mentiras. Soy joven, soy hermosa e independiente. No tengo familia a quien rendirle cuentas. Soy sumamente encantadora e inteligente. Tengo mis mañas, como cualquier mujer y busco lo que la mayoría de ellas: un hombre, un compañero, alguien que se quede, que se entregue por completo.  Luego de un tiempo todos cambian y sólo quedan vestigios de lo que eran al principio. Yo decido quedarme con lo bueno. Elijo ser así y me hago cargo. Prefiero darle un cierre a las historias y preservar para siempre los recuerdos... De Luis me gustaba la altura. 1.90 de pura
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La casa estaba llena de monstruos. Siempre había sido así.  Era normal verlos caminar, entrar, salir, mover cosas, arrojar otras. Los gritos ya no la atormentaban. Tampoco los arañazos ni los tirones de pelo. Se había acostumbrado a los empujones, a los mordiscos en la oscuridad, a las marcas rojas que le dejaban en la piel. Ella todos los días ordenaba el desastre que hacían. Limpiaba los destrozos, las inmundicias, llorando sus miedos y su asco en silencio.  Eran fantasmas de ojos velados y aromas ácidos. De dedos fríos y voces lastimeras. Eran seres que arrastraban los pies al caminar, adormilados, por los pasillos. Eran entes oscuros que por las noches entraban entre sus sábanas para hacer cosas indecibles entre sus piernas, mientras el terror paralizaba su cuerpo y le impedía gritar. Luchar significaba más violencia, más dolor, más vergüenza.  Y ella, sola en el mundo a sus doce años, no podía escapar. Al fin y al cabo a aquellos monstruos los llamaba mamá